domingo, 3 de agosto de 2014

Pedro Morales Pino



BREVE RESEÑA HISTÓRICA Y
BIOGRÁFICA DE
PEDRO MORALES  PINO


POR: VOLNEY NARANJO RODRIGUEZ


REALIZADO PARA
COOPERATIVA FINANCIERA ROYAL
COFIROYAL
Santiago de Cali, Abril 9 de 1997

Pedro Morales Pino es uno de los músicos más importantes del Valle del Cauca y seguramente es, uno de los pocos que ha hecho un aporte serio  a la forma  de interpretar  y escribir  el bambuco  que hasta  ese momento  era un aire campesino o folclórico con referencias épicas  o reminiscencias románticas y bucólicas pero imposible de escribir.


Nace Pedro Morales el 22 de Febrero de 1.863 en el municipio de  Cartago – Valle. Fueron sus padres doña Barbara Pino y don Ramón Morales, el bautizo lo realizó el presbítero José Gabriel Ferreira el día 24 del mismo  mes con el nombre  de Pedro Pascasio de Jesús.
Tuvo tres hermanos: Arcelia, Luisa y José.
Su hogar fue excesivamente pobre y su crianza  se caracterizó por las  naturales limitaciones que esta  situación implica.
Su señora mamá, que llevaba el peso del hogar, se desempeñaba como panadera en una industria familiar que tenía como vendedor al infante Pedro Morales que recorría a temprana edad las calles de Cartago ofreciendo los productos que en casa se amasaban.
Andando las calles de su ciudad natal, en su prematuro oficio de vendedor  callejero, conoció los lugares  de farándula que los había muy buenos; y muchas veces  fue buscado por sus padres  para requerirle la presencia en el hogar y siempre lo encontraban en los sitios de tertulia escuchando emocionado las ejecuciones  musicales  de la época. A la edad  de 8 años la mamá le regala el primer tiple para estimular las ventas y la inquietud musical del  niño que mostraba gran interés por interpretarlo.
Las primeras  lecciones de música y técnica para interpretar el instrumento las recibió del conocido y popular José Hoyos – Josesito – quien despertó de manera consciente  las altas virtudes y cualidades que el infante tenía para iniciarse en el estudio musical.
Igualmente recibió clases de bandurria, bandola o lira – nacería más tarde – del profesor Ramón Antonio de la Peña. En el año  de 1.878 la familia se traslada a la ciudad de Ibagué, donde vivía la abuela de Pedro, la madre de doña Barbara Pino.
El viaje no tenía más motivo que buscarle un medio apropiado al joven e incipiente músico de 15 años que ya mostraba las grandes posibilidades en el difícil arte musical.
En la ciudad de Ibagué la madre se coloca al servicio de la familia Sicard Pérez.
Esta familia se interesó por  dar estudio al joven Pedro Morales, no solo en la línea musical y lo estimuló a estudiar pintura, actividad en la que el adolescente mostraba habilidades especiales fundamentalmente en el campo del dibujo.
Esta facilidad para el dibujo fue descubierta por la familia Sicard Pérez cuando el joven al contemplar una ampliación fotográfica de la señora Pérez de Sicard la reprodujo a lápiz  y la regaló a la jefe de la familia. Esta familia Sicard Pérez fue definitiva en la vida y obra del que luego sería  el maestro.
Conocidos por ellos las posibilidades que como músico y pintor tenía  el joven Pedro Morales Pino le facilitan el traslado a Bogotá y lo matriculan en la academia de Alberto Urdaneta donde estudia dibujo al crayón y cultura general.
En esta  academia  existía  una buena  y amplia biblioteca que el estudiante aprovecha bien.
La familia Sicard Pérez quiso complementar los estudios de Pedro en Europa pero por circunstancias diversas este propósito se frustró.
A la vez que avanzó en los estudios de dibujo y pintura profundizó en la música  que continuó estudiando en forma directa y personal.
En el año de 1.881 –a los 18 años- participa en la exposición Nacional  de pintura en Bogotá con obras y retratos  que despertaron el interés de los expertos y entendidos en esta materia.
Para ese año ya era músico ejecutante de alguna calidad y lo conocían personas  del medio que comenzaban a interesarse por el joven intérprete.
En esa época ya eran contertulios habituales en su estudio los señores Fulgencio García y Emilio Murillo.
El 2 de Marzo de 1.882 Jorge Wilson Price  funda la academia  nacional de música y Pedro es el primer alumno en matricularse. Estudia por dos años teoría  de la música y armonía bajo la dirección del célebre y conocido músico Julio- Chapín- Quevedo Acevedo.
Organiza el primer dueto y el 5 de noviembre de 1.884 debuta en el teatro Maldonado con gran éxito.
En el mes de diciembre  del mismo año, el día 5, al mes del primero, presentan el segundo concierto dedicado al  cuerpo diplomático acreditado en Bogotá, emocionados confirman cualidades de los intérpretes, especialmente al músico Pedro Morales Pino, Director e intérprete de la Bandurria.
El repertorio destacó en forma principal obras y fragmentos de la música Colombiana e incluía algunos valses de origen Europeo.
En el año de 1.886 – tenía 23 años – funda el trío Colombiano. Fueron sus compañeros Vicente Pizarro y Rafael Riaño. El trío lo integraban tiple, guitarra y bandurria.
El joven maestro Morales Pino a los 23 años alternaba la música y la pintura.
En marzo de 1.889 vuelve a Ibagué donde aún vivía su señora madre y permanece en esta ciudad donde ejerce la cátedra musical  hasta el año de 1.893. Organiza varios grupos musicales sin mayor  trascendencia  y vive de las clases de guitarra y bandurria.
En 1.894 organiza un grupo musical  en el que intervienen Carlos Umaña, Maria y Sofia Paz, igualmente hace parte de éste en condición de violinista el más conocido poeta de la época, Julio Flórez. El éxito de este conjunto fue desbordante según las crónicas del periódico “El Rayo X”.
En 1.895 – a los 32 años – Funda la lira Colombiana. Este grupo logró el reconocimiento Nacional e internacional y es, a través de la historia de la música  Colombiana, el más selecto y magistral intérprete de nuestros aires musicales y quien logra darle forma a nuestra precaria identidad cultural.
La lira Colombiana estaba integrada por Pedro Morales Pino, intérprete de la bandurria, Fulgencio García y los hermanos Romero, bandurria, y varios tiples en donde sobresale el de Carlos –el ciego escamilla– Julio Valencia y William Zikceizem en los chelos y Elías Forero en el violín, en la guitarra se desempeñaban Gregorio Silva y Silvestre Cepeda.
El éxito de esta agrupación no tiene antecedentes en la historia de la música colombiana. Fue el conjunto consagrado y agotaron presentaciones y conciertos  para teatros y salas de aquel  entonces.
La bandola o Lira como se conoce este instrumento y tal como permanece hasta hoy fue creada por Pedro Morales Pino y él mismo la estrenó  en un  recital que ofreció en el teatro Maldonado de Bogotá  el día  30 de noviembre de 1.898.
El instrumento fue construido en el taller artesanal de don Jorge E. Montoya. El cual  llevaba por nombre y como homenaje al conjunto “Taller de la Lira Colombiana”.
A juicio de los historiadores y músicos investigadores de Colombia el gran mérito de Pedro Morales Pino no está solamente en su alta calidad interpretativa, pues fue un músico de concierto y director de mucho mérito. Su gran aporte está en el hecho de haber investigado los aires nacionales y haber contribuido a definir sus ritmos y establer la forma de escribirlos.
Este aspecto tiene especial relevancia histórica, pues una cosa era la música colombiana antes y otra muy distinta después  del aporte de Morales Pino. Fue Pedro Morales quien llevó al pentagrama y definió la manera de escribir en él ese fenómeno rítmico de nuestro bambuco conocido con el nombre de síncopa que introduce al ritmo un movimiento de contrapunto que le da características especiales. Que tipifica la música ancestral nuestra y que lo hace casi imposible de interpretar para quien no tenga en sus venas  la sangre andina y montañera de los abuelos.
Después de Pedro Morales Pino el bambuco encontró la forma de llegar al pentagrama y de allí la posibilidad de ser interpretado por grupos  de diversa índole y por orquestas de todo tipo dándole así consistencia y forma definitiva a nuestra principal expresión cultural de origen típico y tradicional.
Para decirlo  de una manera más clara y contundente, Pedro Morales Pino volvió  cultura lo que hasta entonces era más o menos expresión aislada de nuestra inquietud creativa como nacionalidad. Hasta el día de hoy y a pesar  del desarrollo de la música, el bambuco se escribe  tal como  lo definió el gran maestro Vallecaucano.

Vuelve a Casa
En el año de 1.899 – a la edad de 36 años – Pedro Morales  vuelve a su tierra natal, el Valle del Cauca.
Aparece ante la sociedad Caleña dando un recital en honor a la mujer Vallecaucana el 22 de Julio de aquel  año y recibe el reconocimiento en pergamino que le entregan con las firmas del notablato de la época y el gobierno se hace presente con medalla de Oro.
El homenaje a la mujer Vallecaucana precisamente en Cali y a su regreso después de 22 años de ausencia es interpretado como un  reconocimiento y homenaje a su señora madre, quien a pesar de su miseria  y dificultades, luchó por dar al hijo las posibilidades de formarse y llegar a ser el hombre culto y el intérprete magistral y gran creador de cultura musical que fue.
Sin embargo como la dicha nunca es completa y la vida  caprichosa, es precisamente en Cali donde la “Lira Colombiana” se empieza  a disolver  para amargura y tristeza de todos, especialmente de Morales Pino.
Tres de los más importantes integrantes de la agrupación deciden separarse.
Julio Valencia – El Chelista- se enamora en Cali y contrae matrimonio con la dama Matilde Zamorano. De esta unión nace para bien de la música uno de los  más grandes maestros, Antonio María Valencia, gloria de Colombia y fundador del conservatorio de Cali, que lleva su nombre.

Presencia internacional  de la “Lira Colombiana”
“La Lira Colombiana” bajo la dirección de Pedro Morales logró  llevar nuestros aires a otros países, recorriendo Centroamérica en donde fueron recibidos con gran éxito y acogidos con beneplácito por embajadas culturales y gobiernos.
Es  de destacar como nota curiosa que en los países de Centroamérica siempre estuvo en la agrupación  el poeta Julio Flórez, quien alternaba la interpretación  del violín  y el tiple  con la declamación.
En los Estados Unidos visitaron Nueva Orleans, San Luis, Búfalo y finalmente permanecieron buen tiempo en Nueva York, donde se presentaron  en 4 de Julio de 1.902 con motivo  de la celebración de la independencia de Estados Unidos.
Lo que quedaba de la “Lira Colombiana” se termina de desintegrar en la ciudad de Nueva York, allí se queda Pedro Morales y se dedica a escribir música para la casa Brainard y alterna la enseñanza de los instrumentos típicos nacionales – tiple, lira y guitarra.-
En febrero de 1.905 de regreso de Nueva York, se queda en Guatemala en donde contrae  matrimonio con la dama Francisca Llerena. El gobierno Guatemalteco lo nombra catedrático en instituciones oficiales de ese país y trabaja paralelamente la pintura. Logra en este país distinciones  oficiales de alto mérito por virtud de su alta calidad de artista y músico.
En el año de 1.912 decide regresar a Colombia acompañado de su esposa y tres hijas – Alicia, Rebeca y Raquel.
A su regreso a Bogotá  decide crear de nuevo la “Lira Colombiana” y logra reestructurarla  con elementos  nuevos  entre los que se encuentran  las glorias  de la música Colombiana, Jorge Añez y Luis A. Calvo.
La presentación  en sociedad de la nueva lira  se lleva a cabo el mes de septiembre de 1.914 en el teatro municipal de Bogotá.
El 20 de Octubre de 1.916 muere en Bogotá la señora Francisca Llerena de Morales dejando viudo al gran compositor y sumido en profundo dolor y tristeza.
Ante ese hecho inesperado se liquida de nuevo la “Lira Colombiana” y el maestro decide volver a Guatemala en compañía de sus hijas para buscar la familia de la esposa fallecida.
En Guatemala trató de organizarse cuando todo indicaba que las cosas irían mejor el terrible terremoto de 1.917 destruye la ciudad  y decide volver a Colombia. Cuentan que para el regreso tuvo que empeñar todas las medallas y condecoraciones que quedaron definitivamente en manos del prestamista.
Arribó al país por Barranquilla en donde brindó varios conciertos acompañado al piano por su hija Rebeca.
Llega de nuevo a Bogotá y su interés fundamental se orienta hacia la reorganización de la “Lira Colombiana” que por la partida del director se encontraba  totalmente desintegrada. En ésta última etapa se integraron los cantantes Alejandro Wills  y Alberto Escobar.
Presentan varios conciertos en los teatros Colón y Municipal y surge la iniciativa de una posible gira por los países de Sudamérica, para este empeño buscó el apoyo oficial sin resultados positivos.
Emprendida ésta que sería la última gira del grupo, pasan por Cali, prosiguen y llegan a Quito y finalmente a Lima ciudades en donde logran éxitos rotundos.
Paradójicamente después de los célebres triunfos  en Ecuador y Perú, es en la ciudad de Lima donde se desintegra la “Lira Colombiana”.
Vuelve  el maestro Pedro Morales a Bogotá  con el sabor agridulce de sus multiplicados triunfos y fracasos.
Se dedica un tiempo a la pintura y la fotografía.
En el año de 1.925 participa en el concurso nacional de música que se realiza en el teatro Colón  y gana el primer  premio.
Su vida económica en los últimos años es de grandes limitaciones. Vive de las clases particulares en completo abandono de las entidades oficiales.
Acosado por múltiples dolencias ingresa al hospital de San José, donde lo alojan en la llamada sala de caridad para indigentes. Los más connotados  artistas de la época organizan una velada promovida por Don Didoménico, propietario del teatro Olimpia con el fin de ayudar al maestro.
Lo atendieron los médicos Ricardo Acevedo Bernal e Isaac Rodríguez, amigos y admiradores del gran artista.
El día 4 de marzo de 1.926 muere Pedro Morales Pino en la más absoluta miseria  y en total abandono del Estado.
Un decreto del presidente Pedro Nel Ospina ordena que los gastos del sepelio sean asumidos por el gobierno, esta, fue la única ayuda oficial que tuvo.

La Obra
La importancia de la obra del maestro Pedro Morales Pino es realmente incalculable. Pues a más de ser el creador de la bandola tal como hoy se usa y toca, instrumento que integra con el tiple y la guitarra la historia de los instrumentos típicos, descifró y ahí está lo grande, la manera de escribir en el pentagrama el ritmo sincopado del Bambuco, permitiendo así que pudiera ser recopilada la gran producción de música nacional que de no haber sido por el  aporte de Pedro Morales se hubiera perdido en la noche larga del tiempo pues antes no había cómo hacerlo de una manera seria y exacta.
Pedro Morales Pino no sólo nos dejó su obra fabulosa, sino que permitió  salvar para la historia cultural del país la obra de quienes habían hecho música en beneficio  de la identidad nacional; incluimos  algunos títulos  de la obra más conocida del maestro.
Bambucos: Lejos de ti, Cuatro preguntas, Ya ves, Fusagasugueño, Nunca mía será, Trigueñita, Tierra mía. Danzas: Negra, Ojos negros, Genta, Aura, Blanca, Esquiva, Lira Colombiana, Divagación, Onda fugaz, Andina, Cautiva, María Luisa, Sara, Retorno, Encantado de verte, La madrileña, Penumbra, Colombia. Pasillos: Volutas, Lejanía, Joyeles, Isabel, Paulina, Calavera, Tartarín, Lejos de la patria, El sofocón , El chucho, Pepe, Recordando, Saltarín, Adiós, Una vez, Ausencia, Iris, Pierrot, El chispazo, En la brecha, El chato, Leonilde, Rumor, Reflejos, Recuérdame, Claveles rojos, Intimo, Confidencias, Rayo X, Rayo de Luna, Latigazo en buena hora, Aquí estoy. Valses: Los lunares, Los Gnomos, Vida Bogotana, Voces de la selva, Mar y cielo, Cecilia, Evocación, Josefina, Recóndita, Sombras, Horas del campo, Claroscuro, Margarita, Minerva, Natal, Nupcial, Nostalgia, El Marino, Once de Noviembre, Impresiones de Guatemala, Vuelta a la vida. Marchas: (4), Polkas: (13), Tangos (4), Serenatas (2) y numerosas piezas para orquesta. Los restos del maestro reposan  en un mausoleo de la ciudad de Cartago y el conservatorio de esta ciudad lleva su nombre. La importancia del maestro Pedro Morales y el reconocimiento que de su condición de gran músico se hacía en su época puede inferirse por los colegas que tuvo como compañeros, en el conjunto “Lira Colombiana”.
Estuvieron siempre presentes, juntos o en forma alterna, grandes compositores y ejecutantes que contribuían  con su conocimiento a dar la importancia que la agrupación logró.
Emilio Murillo, eminente músico Bogotano, autor de obras  que hoy perduran como clásicos y que son referencia  obligada de nuestra cultura tradicional.
Fulgencio García, autor de la gata golosa, obra instrumental  que hace parte de la más exigente antología colombianista, Luis A. Calvo, considerado una verdadera gloria y autor de una obra de origen culto. Con los intermezzos  bastaría.
La presencia del ciego Escamilla  como tiplista y la participación del poeta Julio Flórez, dan testimonio del alto concepto que la sociedad de entonces tuvo de la obra del maestro que logró agrupar a tan eminentes compañeros.

Santiago de Cali, Abril 9 de 1.997

Señor Don
Mesias Duque López
Gerente Cooperativa Financiera Royal – COFIROYAL
Ciudad

Apreciado Amigo Mesías
Adjunto encontrara el trabajo que por solicitud suya he realizado en relación  con la vida y obra del maestro Pedro Morales Pino.
Lo entrego a usted y a la cooperativa en la seguridad de haber efectuado una investigación seria que a pesar  de lo breve, comprende lo más importante y meritorio de la obra del gran maestro  vallecaucano.
Este texto puede facilitar toda consulta y servir de instrumento de trabajo para los medios educativos.
Creo haber cumplido con toda responsabilidad su honroso encargo.
Cordialmente,
VOLNEY NARANJO RODRIGUEZ