domingo, 22 de enero de 2017

A Carlos Gardel

Ni siquiera en el aire, fue en el suelo, sin altura, sin gloria y sentido,
donde un soplo fatal, desconocido, cortó tus alas y rompió tu vuelo.
un instante  no más y un amplio velo de sombra y de misterio estremecido
ya te cubre, la  noche ha descendido sobre tus pasos, entre tierra y cielo.


Lengua de fuego de siniestro alcance, sella tus labios en infausto trance,
de azar sin freno y de siniestra suerte, y del destino en la sangrienta garra,
te marchas hoy  con todo y tu guitarra, “gardelizando" el tango de la muerte...